miércoles, 9 de mayo de 2012

Aquí y ahora (entrada cero)

Hace unos años me encontraba al borde de una carretera interurbana esperando que pasaran los últimos coches para cruzar al otro lado. De pronto, un perro pequeño, que yo no había visto, cerca de mí inició la travesía con tan mala suerte que, antes de alcanzar el otro extremo, un coche le pasó por encima. Oí un aullido agudo que me impresionó. Inmediatamente pensé que allí habían acabado los días de aquel pobre perro. Pero no; terminó de cruzar el tramo de carretera que le faltaba y siguió su camino como si tal cosa. Es decir, como si tal cosa, no; pues el perro sólo caminaba con las dos patas de delante y arrastraba completamente los cuartos traseros. No se detuvo, no miró hacia atrás, ni volvió a quejarse.